En nuestro proceso creativo nos gusta empaparnos de aquello en lo que vamos a trabajar, hacemos nuestros deberes, nos inspiramos, leemos y aprendemos muchas cosas. Queremos compartir parte de esa aventura y hoy vamos a hablar de los niños de 1 año y los juegos que les gustan.
A menudo se dice que los niños son como esponjas, todo lo absorben y esta etapa es crucial para aprender a percibir el mundo que les rodea. En sus primeros años va a desarrollarse en muchos sentidos y precisamente son los sentidos una parte importante de su desarrollo. Los sentidos son su herramienta principal y jugar va a ser su principal vía de interacción.
A los pocos meses, aunque los bebés aún no coordinan y son unos patitos torpes y desgarbados, les encanta jugar. Y para ello es importante que a su alrededor haya suficientes estímulos e intereses. A medida que vaya adquiriendo coordinación y confianza irá explorando más y más, y todo esto son experiencias que van a formar parte de él. Así aprenderá a apreciar las cualidades de los objetos que le rodean a través de su manipulación, al igual que aprenderá que algunas acciones conllevan reacciones. Por eso es importante la exploración y son buenos los juegos que consisten en acción-reacción, esconderse, aparecer y desaparecer. Un juego ideal es el de esconderse, incluso tras las manos, y aparecer con un sonoro "¡cucú!".
Además, a esta edad el bebé ya ha aprendido a mostrar sus intereses y a expresarse a su manera. No hay que desatender ningún sentido y en esta etapa ya tienen buen oído y saber imitar los sonidos. Por eso un buen juego es el de "cómo hacen los animales", ya que además les divierte mucho repetir e imitar los sonidos de los animales. La repetición es muy buena y tardarán mucho más que nosotros en cansarse de estos juegos.
Los mejores juegos que pueden tener son en los que interaccionemos con ellos, con nuestras voces y nuestro contacto. El contacto con los padres es un estímulo poderoso ya que le ayuda a relajar su sistema nervioso (nivelando su ritmo cardíaco y la temperatura corporal), a que se sienta a gusto y querido (segregando endorfinas y hormonas de las buenas) y desarrollar su sociabilidad. Además el olor de los padres es lo primero que capta al nacer y en ningún lugar se sentirá tan seguro como en su regazo.
Los balanceos son agradables para el niño porque son movimientos rítmicos que terminan siendo predecibles y, por tanto, ayuda a mejorar su confianza y su sentido del equilibrio.
En cuanto a los sonidos, además de nuestras voces a los bebés les gustan y relajan los ruidos monótonos y amortiguados, ya que son un vestigio de su vida intrauterina. La música, al igual que nuestras voces, genera un efecto beneficioso en el bebé, ya sea relajándole o estimulándole. Los juguetes musicales que funcionan al pulsar botones o al ser golpeados les resultan fascinantes. Aunque las primeras veces puedan asustarse un poco, en cuanto descubran que todo es seguro les encantará.
Y aunque los padres sean el juguete preferido de los niños, existen otras alternativas que estimulan su capacidad creativa y su aprendizaje :)
Construir y destruir. Apilar bloques y construir a partir de numerosos elementos le dará una visión de las propiedades físicas, la capacidad de encajar, apilarse o agruparse de los objetos. De esta forma se enfrenta a retos pero también mide su habilidad y su coordinación para después, de golpe, tirarlo todo y sentirse un poderoso Godzilla de andar por casa, descubriendo formas de interactuar con los objetos y con la ley de Newton.
Por último los juguetes con formas que encajan, que suponen un reto y les va a ayudar a desarrollar su destreza, su visión espacial y sus capacidades psicomotrices.
Jugar es muy importante no sólo para el desarrollo de un niño, es algo inherente al ser humano y que reporta beneficios a cualquier edad, así que no hace falta ser un niño para disfrutar de los juegos. Cuando creamos nuestros kits de fiesta queremos generar una historia y componer un cuadro bonito y coherente, pero también queremos contribuir a la diversión y por eso siempre pensamos en juegos. Jugando, seguimos estimulando y desarrollando al niño que todos llevamos dentro.
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